PATRIA

El libro de mi verano. Sus páginas no dejan indiferente a quién lo lee. He revivido ésos años, he recordado mi adolescencia. Bien narrado, de tal forma que atrapa al lector. Sus saltos al pasado, al presente, indagar en cada personaje, en sus pensamientos, en sus sentimientos consiguen meternos en la piel de cada uno de ellos.
He leído muchas críticas de ésta novela. En su mayoría han sido críticas que la alagan pero también me ha sorprendido encontrarme críticas en las que se dicen frases como: Jamás entenderá el escritor algo que no ha vivido en su pueblo. O más sorprendente una que decía: No leeré nunca la novela, dado que no es mi realidad.
Siempre he vivido en la misma ciudad, ciudad del Pais Vasco, tranquila si la comparamos con ciudades vecinas incluso en los años en los que la novela nos traslada. Aquí se vivía quizá de otra manera el sentimiento y los hechos que nos narra la novela. En mi casa siempre se han vivido de manera intensa, en mi adolescencia las he vivido de manera intensísima, dolorosa, por el barrio donde crecí, por mi personalidad, por mis zonas de ocio preferidas…  Me he sentido identificada con personajes de la novela, he conseguido poner cara a otros y he recorrido las calles del pueblo “sin nombre” en ésos días de lluvia, en ésas fiestas, con ésos vecinos… con una realidad que he sentido como propia. Por lo que recuerdo y viví en mi infancia y adolescencia, por los familiares que viven en pueblos similares al que se describe, por sus experiencias, por lo que me contaban y por lo que yo veía cuando pasábamos el día en sus sociedades gastronómicas…
No puedo otra cosa que guardar la historia en un lugar muy especial de mi memoria, de mi corazón y de mi pequeña biblioteca, porque para mí la novela cuenta una parte de mis vivencias, cuenta una parte de la historia, triste historia, de mi Patria y porque el abrazo final me ha emocionado, un abrazo cálido, sentido, sin necesidad de palabras, en paz.

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