CUANDO EL DOLOR TE ACOMPAÑA

 Cuando el dolor te acompaña, es difícil que la sonrisa se dibuje, es fácil que el carácter cambie.

 Es díficil tener ganas de hacer planes, es fácil acomodarse entre las sábanas y no querer abandonarlas. 

Es difícil tener brillo ilusionado en los ojos, es fácil perder la noción del tiempo y quedarte dormido.

El día a día con dolor no sólo es un cambio radical sino que también es una situación costosa de gestionar. Menos mal que tenemos la virtud del cambio, menos mal que podemos reinventarnos y que somos capaces de seguir aprendiendo para poder dar la vuelta a situaciones difíciles. 

Asimilar ha sido la primera fase, Pensar ha sido la segunda y Buscar la tercera.

Asimilar que algo está cambiando, que es necesario parar para curarse, que el día a día es diferente.

Pensar en ti, quererte y conocerte.

Buscar soluciones, profesionales, ayuda.

En todo ello estoy.

Cada día un ejercicio de relajación o de meditacion guiada me ayuda a estar tranquila, a relajar el cuerpo y la mente para que el ánimo no baje muchos peldaños.

El descanso ayuda y de vez en cuando hacer algo normal (tomar un café en una cafetería, charlar animadamente con amigos o compartir mesa y sobremesa) te aporta vitaminas. Dejar el pijama de lado y abrir el armario para elegir ropa te hace sentir bien.

Se está haciendo largo, sobre todo porque el dolor acompaña cada día y limita mis movimientos. Porque me estoy perdiendo momentos ... Gracias a mis tres chicos por toda la ayuda, txikis lo estáis haciendo muy bien, gracias maitia por darlo todo quitándote raticos de descanso, prometo recompensar cada ratico, gracias amatxo por cada partido que no te pierdes, por estar ahí siempre.

Mientras tanto sigo conociéndome, pensando, guardando reposo y esperando despedir al dolor prontito.

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