El cubo y el cucharón

La teoría del cucharón y el cubo.



Para comenzar la semana, he leído éste pequeño artículo con el que me he encontrado hoy por la mañana y que me ha echo sonreir y pensar.
Os recomiendo que lo leais y que no descuideis cada momento para poder utilizar un cucharon y un cubo !!!

Ser amable depende de la voluntad de querer serlo, y las consecuencias en nuestra satisfacción con la vida son enormes.
¿Son más felices las personas amables y generosas? Según la investigación de Seligman y Peterson sí, sin duda.
El opuesto de la amabilidad, identificado en lo que el Dalai Lama denomina ‘ladrones de la felicidad’ como hostilidad, irritabilidad, hosquedad y antipatía, genera unos efectos, en uno mismo y en los demás, incompatibles con el bienestar y la felicidad.
En el trabajo, ser amable y generoso es fundamental para ser feliz y, además, mejora el rendimiento.
Donald Clifton es considerado por la American Psycological Association el ‘padre’ de las fortalezas psicológicas y el ‘abuelo’ de la Psicología Positiva. Fue presidente de Gallup y creó el buscador de fortalezas Clifton. Junto con su nieto Tom Rath, escribió un maravilloso libro: “Cómo potenciar tus emociones positivas. ¿Está lleno tu cubo?
En el libro, Clifton y Rath recogen la teoría del cucharón y el cubo:
“Cada uno de nosotros posee su propio cubo. El cubo se llena o vacía permanentemente en función de lo que otros nos dicen o nos hacen. Cuando nuestro cubo está lleno, nos sentimos bien; cuando está vacío, fatal.
Cada uno de nosotros dispone también de un cucharón. Cuando empleamos nuestro cucharón para llenar los cubos de los demás -siempre que hacemos o decimos algo que potencie sus emociones positivas- también estamos llenando nuestro propio cubo. Pero cuando utilizamos nuestro cucharón para vaciar los cubos de los demás- siempre que hacemos o decimos algo que merme sus emociones positivas- nos vaciamos nosotros mismos.
Igual que las copas llenas a rebosar, un cubo lleno nos proporciona una perspectiva positiva y energías renovadas. Cada gota del cubo nos fortalece y refuerza nuestro optimismo. Sin embargo, un cubo vacío enturbia nuestra mirada, socava nuestra energía y debilita nuestra voluntad. Por eso, cuando alguien se dedica a vaciar nuestro cubo nos duele.
De esta manera cada día nos encontramos ante una disyuntiva: podemos llenar los cubos de los demás o podemos vaciarlos. Se trata de una elección fundamental, capaz de afectar profundamente a nuestras relaciones, nuestra capacidad de trabajo, nuestra salud y nuestra felicidad”. 
Ser amable es gratis y contribuye a generar espirales virtuosas que fomentan la colaboración y la confianza.
En los entornos empresariales, la amabilidad o su ausencia se contagian a través de las emociones colectivas y constituyen un rasgo fundamental de la cultura de cada organización.

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