Recuperando costumbres

Hace unos 14 años, tuve la suerte de toparme con un profesor de Literatura que no sólo nos enseñó a disfrutar más si cabe de la lectura sino también de conocernos a nosotros mismos.
Es una pena, no recuerdo su nombre, pero su cara y sus consejos no se me olvidarán en la vida.

Un día, de repente, al entrar en clase nos dijo:
- Quiero que vacieis la mesa, sólo necesitais un folio en blanco y un bolígrafo.
Al oir eso, todos pensamos lo peor:
- ¿Un exámen sorpresa? ¿Y a primera hora de la mañana? ...
Pero no, para nuestra tranquilidad llegaron sus palabras:
- Hoy vamos a empezar el día de una forma diferente. Voy a poner el cronómetro del reloj durante 10 minutos. Quiero que empezeis a escribir en ésa hoja todo lo que os llegue a vuetra mente. Que os conteis un secreto, que describais un miedo, que expreseis vuestras emociones ... Todo lo que escribais es válido, y tranquilos que después no lo voy a leer. ¡Que no es para nota!
El tiempo puede ser relativamente largo o corto ... acordaros 10 minutos y despues pararemos de escribir .... y me contareis ...
Así que el tiempo comenzó y aunque al principio la hoja en blanco me pareció que relucía demasiado, pronto empezé a escribir. No recuerdo lo que puse pero mi bolígrafo no paraba de moverse y de escribir y escribir palabras ....
De repente:
- Vale, chicos, el tiempo ha terminado. Descansad.
Fue una sensación realmente extraña. Todos dejamos los bolígrafos encima de nuestras hojas y nos miramos. Nuestras hojas estaban llenas, incluso algunos folios estaban escritos por ambas caras. Nuestros rostros estaban pelín acalorados pero... ¿y ahora qué iba a pasar?
- Genial chicos. Ahora coged vuestra hoja y rompedla. Hacedla añicos, arrugarla ... lo que querais y luego tiradla en la papelera.
Nos quedamos sin palabras. Habíamos escrito sin parar durante 10 minutos, de nuestra cabeza, nuestra imaginación, nuestro interior se había descubierto de repente ante un folio en blanco y ahora .. había que romper el papel. Pero ... ¿por qué?
- Sé que os estáis preguntando qué sentido tiene, verdad? Pues bien, contestadme vosotros,  ¿Cómo os sentís?
La verdad es que yo me sentía genial, como nueva. Sin saber por qué me había sentido cómoda escribiendo, y aunque no recuerde lo que puse en esa primera experiencia luego vinieron muchas más. Nunca sabíamos qué día nos tocaría sacar un folio en blanco y dejarnos llevar por el tiempo. Pero yo lo disfrutaba cada día más.
Pasados unos días, el profesor que nos dejó con la boca abierta ante su idea nos contó que todo aquello formaba parte de un juego, de nuestro juego. Escribiendo sin pensar en nada, nos dejábamos llevar por impulsos, emociones, vivencias... que de no ser escribiendo no las expresaríamos, de ésta manera nos liberábamos de temores, de verguenzas ... y dejábamos que el papel y el bolígrafo fueran nuestros cómplices.
Es un ejercicio que nos recomendó hacer de vez en cuando en nuestro día a día, en nuestra vida fuera del instituto. Nos animó a continuar con ello, y a tirar todas ésas palabras que salen sin pensar pero con una finalidad. Se puede decir que es una sesión auto-psicológica que está al alcanze de todos.
¡Qué gran experiencia la de aquel primer día!
Gracias.

Yo de vez en cuando, sigo haciéndolo, y eh!!! el tiempo se me pasa volando y la sensación al terminar es de pura relajación mental.

Comentarios

Entradas populares