LA SANGRE DE LOS INOCENTES

 


800 páginas, llenas de historia, de cultura.
Me quedo con varias citas, con varios comentarios repletos de sinceridad, de verdad. La interculturalidad, las religiones, el fanatismo, todo se une en varios capítulos importantes de momentos de nuestra historia reciente.
Historia y hechos que han marcado en la vida de generaciones, que han marcado el camino de varias religiones, lugares en el mundo con un significado histórico muy valioso.

Judíos, cátaros, musulmanes, católicos, una mezcla de creencias y de religiones que nos hacen ser más sabios y ricos en conocimientos y cultura.
Si pudiéramos respetarnos, si fuéramos capaces de convivir y de aprender entre nosotros, si el odio y el fanatismo se olvidara el mundo giraría sin duda al unísono y todo sería más sencillo. Pero nos queda mucho por aprender.

La novela se divide en tres partes.
En la primera parte Fray Julián es quien nos guía a través de la historia mostrándonos si debilidad, su tormento por las cruzadas, los templarios, los denominados buenos o malos cristianos y el temor que se propagaba entre la gente sabiendo que el final iba a ser muy cruel. La iglesia fue muy cruel con todos aquellos creyentes pero que a modo de ver de la mayor institución eran herejes. Mucha sangre derramada, muchas vidas truncadas por parte de quien supuestamente propaga la paz.

En la segunda parte las crónicas de ese tormento que vivió fray Julián siguen siendo protagonistas pero esta vez en una época en la que la Alemania nazi es protagonista de una de las masacres más injustas de la historia. Aquí, los judíos son los culpables de todo y de nuevo la sangre y las vidas de personas inocentes se pierden.

En la tercera parte, la más cercana a nuestra era me he sentido quizá más cómoda con la lectura. Sucesos que son noticia hoy en día, el fanatismo del islam que vemos en el telediario, ojalá cada vez menos, es quien cobra protagonismo. 
Me he sentido identificada con Laila, dolida por su final y triste por la incomprensión de su hermano. Triste también al saber que esos fieles dispuestos a inmolarse no son más que conejillos de Indias de grandes magnates, personas ingenuas a las que se les promete una libertad eterna muy pero que muy cuestionable.

Es una novela que me ha echo pensar en ese fanatismo que tan poco me gusta y del que huyo.
Soy católica, tengo creencias pero muy lejanas a la realidad que describe la novela.
Me identifico con el pensar de dos citas que os transcribo al final de la reseña.

"El mundo cambia cada segundo y no hay vuelta atrás. Lo importante es el espíritu, no la letra. Creo que hay un Dios, la vida no tendría sentido sin Dios, y los seres humanos desde el principio de los tiempos, hemos intuido a Dios y le hemos interpretado a nuestra manera. Mahoma interpretó Dios a su modo, supo unir a los árabes, los cristianos interpretan a su Dios a su modo, los judíos hacen otro tanto.
Interpretamos a Dios según nuestra cultura, según el medio en el que hemos nacido, en el que nos hemos desenvuelto, pero Dios es el mismo; lo que es una monstruosidad es matar en nombre de Dios "

"- ¿Por qué no somos capaces de vivir los unos con los otros en paz? La Tierra es de todos hay sitio para todos. Dejemos que cada cuál rece a Dios como le hayan enseñado de niño."

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