LAS HIJAS DEL PINTOR

En ésta ocasión ha coincidido el comienzo del curso escolar con la lectura de la última página del libro. 
Una novela que aún no siendo histórica, que aún teniendo pinceladas de romanticona

… no me ha dejado indiferente. 
Llegó a mis manos una vez más por recomendación de mi amatxo, fue uno de los libros que intercambiamos el año pasado con las bibliotecas de Vitoria. Llegó en un momento ideal. Justo, acababa de dar por perdida la lectura de una novela que aún presentándose interesante en su resumen resultó no ser de mi agrado y decidí apartarla sin llegar a su final. 
Comencé a leer “Las hijas del pintor” cuando me reincorporé al trabajo tras mis vacaciones de verano, es una forma de continuar con la sensación de relajación en la que te sumerges en los días de descanso.
Pues bien, entre árboles, en el parque, en el fresquito del sofá de casa, en las mañanas de los fines de semana recostada en la cama, en los minutos antes de cerrar los ojos para dormir … ha sido una buena compañía.
Me ha aportado claridad de ideas, me ha hecho pensar en momentos, situaciones y sentimientos que no tenía o que estaban dormidos en algún rinconcito mío. He recuperado una vieja costumbre de la que os hablé en otro post, he caminado serena pensando y analizando muchas de las situaciones de nuestro día a día, he agradecido mil y una veces mi infancia, mi pasado, he recordado decisiones tomadas en situaciones pasadas y he afrontado el futuro y mi día a día con una mirada nueva.  
Puede parecer muy cursi todo pensar que todas éstas sensaciones te las pueda aportar un libro, pero pienso que un libro lo percibes como tuyo y lo disfrutas más o menos en función del momento en el que caiga en tus manos. Seguramente éste libro en otro momento de mi vida me hubiera aportado otras sensaciones. Ayer tras leer su última página me aportó una tranquilidad brutal, serenidad y una necesidad enorme de dar cariño a los míos y de mostrar mi sonrisa más bonita. 
Es una novela fácil de leer, una novela que encierra dos historias en una dándote la oportunidad de identificarte con alguno de los personajes de una manera fácil, porque las situaciones, los sentimientos pueden ser similares a las nuestras.
Me quedo con unas reflexiones importantes:
El diálogo con nosotros mismos, el mirarnos por dentro nos ayuda a conocernos y a querernos para sentirnos en paz. 
Qué ejercicio tan sano el aprender a perdonarnos a nosotros mismos para conseguir perdonar y querer a los demás.  

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