EL BOLÍGRAFO DE GEL VERDE


Este mes de septiembre me estoy reencontrado y de una manera muy feliz con la lectura. Son tantas las historias, tantos los raticos de disfrute que me da un libro ...

Había oído hablar mucho sobre este libro, el autor tiene críticas positivas pero ningún trabajo suyo se había cruzado conmigo.

La novela que acabo de terminar nos hace recapacitar, merece la pena leela en soledad, sin otros estímulos, creando un vínculo entre las letras y el lector. 

Seguramente a cada persona que lo ha leído le habrá removido algo en su interior, a cada uno algo distinto. De lo que estoy segura es de que remueve por dentro. 

Se nos presenta con un título curioso, un título que tiene un protagonismo parcial e importante, un objeto con el que marcar, con el que se puede medir un tesoro muy valioso: el tiempo.

Eso que a veces se nos olvida tener, eso que tenemos guardado y que merece la pena encontrarlo. 

Buscar nuestro tiempo no es tiempo perdido. Recuperarlo merece la pena, sentir que lo disfrutamos es algo grandioso, nos hace felices.

Vivencias, sentimientos, imaginaciones, malentendidos, estrés, costumbres, valentía, ... Muchas son las palabras con las que describir todo lo que sucede en el libro, .... Tiempo, Tesoro, Amistad, Oportunidad, Amor, Desconfianza ... 

En numerosas ocasiones mientras disfrutaba de la lectura de la novela, he cerrado los ojos para disfrutar del momento, para soñar despierta y luego, una sonrisa, un beso y una palabra pequeñita han sido mucho más disfrutadas, mucho más saboreadas y mucho más sinceras.

Hay veces que necesitamos sentirnos en el límite para pararnos, cerrar los ojos y respirar, sentirnos y reconocernos.


 

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