LA VOZ DE LUG

 


Leer una novela de Toti es siempre retroceder en la historia y meterte en mundos mágicos. La labor de investigación y documentación que envuelve a las historias de Toti es siempre de alabar.

En la voz de Lug nos mezclamos con tropas romanas, vivimos en bosques y mares del norte, trabajamos de manera artesanal y participamos en ritos y festividades donde los dioses, la vida sencilla de un poblado y el esfuerzo y trabajo de todos ellos se ve recompensado con bailes, caricias y asados compartidos alrededor de un buen fuego.
Esta paz y trabajo unido se ve tristemente truncado por la avaricia, el lujo y la violencia son sentido de aquel que solo busca la conquista. 
Los romanos, portadores de sabiduría y futuro, se hacen con el poder en tierras tranquilas, donde mujeres y hombres conviven con la naturaleza y se respetan.
La historia cuesta leerla al comienzo. Son muchos nombres, muchos lugares y costumbres que hay que comenzar a conocer para poder meterte en la piel de los que son invadidos. Para poder entender sus feroces miradas, para poder comprender sus sabias palabras y emocionarte con sus festividades y caricias.
Lugares que no te dejarán indiferente. Fortalezas de un pueblo que no se rinde, que lucha por aquello que cree y que no abandona a sus seres queridos. Un pueblo que sabe ser agradecido con aquellos que les tienden una mano en momentos duros, un pueblo valiente, con creencias muy marcadas y donde los dioses y sus enseñanzas marcan sin duda el rumbo de su vida. 
Aunque sus sueños se vean truncados por el poder de los que arrasan sin mirar atrás. 
Todo eso nos hace fuertes, todo eso nos hace tener una personalidad marcada, una personalidad propia de los que amamos el lugar donde hemos nacido, donde vivimos, donde nos sentimos vivos con nuestra gente.

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